No la vas a hacer llorar

La vi. Resolví el misterio de la forma más insana, como siempre. No fue más que un - ay- , como una especie de vacuna. Cuando sos chica lloras y se siente como una daga clavada que rompe las fibras más débiles de tu hombro. Por suerte, ahora la aguja ni siquiera atraviesa la primera capa de mi pecho, porque ya crecí, aunque me costara. Te hubiese odiado. Mi estabilidad se hubiese roto nuevamente y volvería a torturarme de la manera más cruel pensándote al lado de ella. Pero te cuento que la situación en casa cambió bastante, y por eso, te dejo algunas sugerencias: La vas a mirar con admiración. Tus ojos se van a posar en ella, como si fuese la única figura nítida del panorama. Que no exista nadie más con la misma piel, con la misma sonrisa, con las mismas curvas de su alma. Vas a escucharla atentamente en cada momento que abra su boca. Vas a mirar sus labios y sus ojos detenidamente. Te vas a saber de memoria sus muecas, cómo levanta las cejas y si se agarra la panza cuando...