LOGRÉ SALIR

Logré salir. Logré salir de vos. La situación me acorraló como un poeta a la tumba de la miseria. Tus métodos habían sido tan astutamente prácticos que sabías perfectamente cómo hacerme trepar hasta tu mano para terminar en tu boca y, finalmente, ser arrojada al lodo inundado por el exceso de lágrimas. Debo admitir que la tristeza no fue mi mayor compañera; por el contrario, la vergüenza se apiadó de este cuerpo. Un cuerpo que parecía ser tallado según tus preferencias. Mi condición de venta encajaba perfectamente en tu bolsillo para nunca ser reembolsada. Siempre tenías que llevarte de más. Eras el empresario de la obsesión de esta obrera y, como en las fábricas más tradicionales, planificadas y exitosas, lograbas obtener la plusvalía de mi trabajo. El trabajo de tener que cumplirte todos los deseos con tal de recibir una moneda más que me sirviera de refugio para la noche fría. No son casuales los trabajos extra. Me resulta increíble. Pienso en la dependencia que tanto crit...